Chile se convierte en el tercer país con mayor proporción de bonos ESG en el mundo. Este tipo de bonos es una emisión de deuda especializada en materias ambientales, sociales y de gobernanza.
El Ministerio de Hacienda publicó el año 2020 su primer Marco de Bonos Sostenibles, el cual daba paso a la emisión de bonos sociales cuyos fondos financian o re-financian proyectos sociales elegibles, el cual ampliaba el Marco de los Bonos Verdes del año 2019. Días atrás el ministro Marcel señalaba que uno de los desafíos es atraer inversionistas locales y extranjeros para participar del crecimiento de empresas con características verdes.
La Cepal indica en su informe Gobernanza corporativa en América Latina y el Caribe del año 2022 que los inversores están cada vez más interesados en conocer los efectos ambientales y sociales de las empresas que componen su portafolio, y que uno de los factores claves de reputación es la convicción del modo en que son abordados por la “gobernanza corporativa representada por su directorio y sus responsables como órgano decisorio de la empresa”. En este sentido, el mismo informe resalta que el consenso empresarial acerca de la creación de valor debe considerar el compromiso social y ambiental a mediano y largo plazo.
El gran desafío de las empresas éticas y el Estado es enfrentar los problemas de asimetría de información, principalmente, con aquellas empresas que pudieran señalizar a los stakeholders con información maliciosa, la actuación de los arbitrajistas, o bien, la naturaleza de los mercados emergentes, lo que podría afectar el precio de la acción o el retorno de los bonos ESG. En este desafío, el ministro Marcel ha dicho que la estrategia es identificar proyectos verdes y sustentables medibles, monitoreables y que compitan con estándares internacionales para facilitar la participación del sector privado nacional e internacional.
Es cierto que los bonos de empresas no alineadas con el cambio climático y la sostenibilidad social presentan mejores rentabilidades en el corto plazo, pero esto es a costa de sus externalidades, ya que los accionistas ajustan su tasa de retorno al nivel de riesgo ante demandas y denuncias de la sociedad. En cambio, las empresas con mejor alineación con la protección del medioambiente y aspectos sociales son elegibles por fondos de inversión con mayor conciencia social, lo cual aumenta su reputación ante los stakeholders, que en el largo plazo igualan el retorno comparado con bonos emitidos por empresas tóxicas. También, hay registros de empresas de Europa y EE. UU. que al momento de emitir bonos ESG producen un aumento del precio de sus acciones. En cuanto al retorno de este tipo de bonos ante las crisis del 2001, 2008 y COVID 19, también fueron más rentables que aquellas no alineadas con los esfuerzos del cambio climático y sostenibilidad social.
En resumen, los logros alcanzados por el Ministerio de Hacienda, alineados con los compromisos internacionales en cuanto a la sostenibilidad socioambiental y el desarrollo de los mercados, representan una muy buena opción para los inversionistas interesados en ajustar sus metas de rentabilidad y liquidez con los objetivos del Estado mediante la emisión y compra de Bonos ESG.
Buenas tardes estimado profesor.
Muy bueno su apunte, sería interesante incluir datos de como el Estado a enfrentado el tema medio ambiental y las cifras incorporadas.
Saluda
Alex Delgado Cueto
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