Ciclo de Maduración y Desequilibrio Financiero. Parte II

Masas patrimoniales funcionales

En primer lugar, las cuentas contables llamadas funcionales se dividen en dos categorías: las asociadas al ciclo de maduración, por lo cual reciben el nombre de cuentas funcionales cíclicas o simplemente cuentas cíclicas, a saber: cuentas por cobrar e inventarios; los proveedores por pagar u otros acreedores que nacen bajo el funcionamiento del negocio, aquellos que concurren con sus talentos para aportar materiales, servicios y mano de obra, todo para la producción  (activo funcional cíclico y el pasivo funcional cíclico). Por otra parte, las inversiones y endeudamientos de largo plazo son llamadas cuentas funcionales acíclicas; su denominación está dada, porque no varían necesariamente ante cambios del ciclo de maduración, más bien, apoyan a este en su realización: activo funcional acíclico y pasivo funcional acíclico.

El ciclo de maduración es un conjunto de inversiones, recursos y procesos destinados a generar liquidez y mediante ella perpetuar exitosamente a la empresa a través del tiempo.

Masas patrimoniales extrafuncionales

Las partidas o cuentas contables que no pertenezcan al ciclo de maduración o no intervienen directamente en su desarrollo, se denominan masas extrafuncionales. Es decir, activos extrafuncionales y pasivos extrafuncionales; por ejemplo: caja, valores negociables, préstamos bancarios de corto plazo, intereses de corto plazo por pagar, entre otros. No son extrafuncionales las provisiones o los impuestos por recuperar y por pagar.

¿La deuda de largo plazo en su porción de corto plazo, debe considerarse extrafuncional o bien, funcional? La visión respecto a este punto, está relacionada con el mismo tratamiento que recibe la depreciación, que se hace líquida mediante el cobro de las facturas de cliente, ya que en la determinación del precio, se incorporan todos los costos unitarios asociados al proceso de producción, más la porción unitaria de costo fijo y la ganancia. Por tanto, cada vez que la factura es pagada por el cliente, entra a caja una porción de la cuota de depreciación. Así un activo que en un momento fue funcional acíclico (con la excepción de terreno), entra al ciclo de maduración tomando la categoría de activo funcional cíclico por medio de la porción de depreciación. De igual modo, la deuda de largo plazo en su porción de corto plazo, en un momento del tiempo fue concebida como un pasivo funcional acíclico, ya que nació para financiar la compra de algún activo fijo productivo. Si la depreciación comienza a manifestar su tendencia a la liquidez, los financiamientos  comienzan a materializar su tendencia  a la exigibilidad. Pero en este caso, en calidad de pasivo funcional incorporado al ciclo de proveedores espontáneos, financiando parte de las inversiones cíclicas, a saber: la depreciación. Finalmente, ambas partidas confluyen cuando una se hace líquida y la otra se hace exigible.

En teoría, la depreciación debe ser igual a la cuota del préstamo de largo plazo, de este modo, si la empresa presenta ventas al punto de equilibrio, no se obtienen utilidades, pero se han pagado todas las deudas convenidas en dicho ejercicio. Sin embargo, en la práctica, una entidad bancaria excepcionalmente financiará el 100% del activo acíclico y tampoco dará plazos iguales a la vida útil de ese activo, lo cual produce el rompimiento del equilibrio de los dos principios financieros y pone en riesgo el tercer principio financiero en caso de ser permanente dicho rompimiento. Esta anomalía debe ser cubierta con patrimonio o con utilidades futuras. Si estas utilidades no son suficientes en el futuro, la empresa mostrará déficit de caja, que el gerente de finanzas deberá interpretar como un problema estructural de la mezcla de financiamientos de largo plazo y no como un problema del ciclo de maduración o fenómenos de corto plazo. Si lo interpretara de este modo, buscará financiamientos cortos, pero no resolverá el problema, ya que la causa es de largo plazo con presencia en el corto plazo. Pues bien, el gerente de finanzas debe corregir con financiamientos acíclicos.  Otro aspecto de la depreciación y la liquidez, es en el ámbito práctico, ya que, cuando la empresa navega en la tangente del punto de equilibrio de las ventas, el saldo de caja será mayor a la cuota de depreciación, pues las obligaciones de pago de los descuentos previsionales de los empleados, el impuesto a las compras y ventas, se materializan al mes siguiente, por tanto, desde el punto de vista del saldo de caja, estos fondos estarán junto a la porción de la cuota de depreciación captada por el nivel de cobranzas que la empresa realiza en dicho período.

En cuanto a los Préstamos de Corto Plazo por su calidad de extrafuncional. Partiré explicando el nacimiento del endeudamiento corto. ¿Por qué nace el financiamiento corto? Nace porque existe una necesidad de caja. ¿Esa necesidad de caja es de corto plazo o de largo plazo? Si es de corto plazo es porque el ciclo de maduración ha disminuido temporalmente su rotación más allá de los saldos de utilidades disponibles, pero, si es de largo plazo y el ciclo de maduración no ha variado notablemente, la empresa no está generando las utilidades necesarias y por tanto, la estructura patrimonial está desequilibrada o más al extremo: debilitándose. ¿Con qué recursos auxilio este desequilibrio o necesidad de caja, si los recursos funcionales no están alineados con las necesidades funcionales? Financio con recursos ajenos o fuera del negocio, recursos de contingencia, es decir, deuda bancaria de corto plazo. Dicho de otro modo, si las inversiones funcionales cíclicas no están cubiertas con financiamientos funcionales, ya sea, cíclico o acíclico, deberá recurrirse a otro tipo de financiamiento, entendiendo que es un problema de corto plazo, deberá financiarse con créditos bancarios de corto plazo. Recursos que no son propios de la estructura del giro, por tanto, extrafuncionales.

En cuanto a Caja, utilizaré un supuesto ad hoc, a saber, los flujos maximizan la rentabilidad solamente cuando son movilizados en la operación de transformar el activo o ciclo de maduración. Por tanto, el saldo de caja no representa recursos del negocio, y en esta naturaleza de cosas es considerado activo extrafuncional, ya que la clave rectora es la rentabilidad máxima. Si disminuye el saldo de caja implica un aumento del rendimiento del activo y mejora del resultado neto del ejercicio, por ende, mejora de la rentabilidad.

Existen otras clasificaciones de las masas patrimoniales ad hoc. Massons, J. (1997, p.55-65). Estas masas patrimoniales están ordenadas sobre la base del ciclo de maduración como entidad central de la realidad que debe observar el gerente de finanzas para resolver el dilema entre liquidez y rentabilidad. En donde las principales agrupaciones de masas son la estructura funcional que está ligada directamente al ciclo, y con una activa participación de la estructura de masas patrimoniales extrafuncional. Ambas estructuras son las que en su proceso de desequilibrio financiero, maximizarán la rentabilidad, como se verá más adelante. 

El ciclo de maduración es entendido aquí como un flujo monetario de inicio y término de transformación del activo. Debe entenderse como ciclos de corto plazo y de tiempos de expiración relativamente iguales, que conforman otros ciclos, pero de largo plazo. Esto es, en un día cualesquiera al iniciar la jornada productiva, se inician ciclos de maduración, varios, tantos como requerimientos por compra de materia prima se demanden. También, durante el mismo día, terminan otros ciclos de maduración al cobrar cada factura de venta. Esta lógica, permite identificar segmentos del ciclo o bien, montos de inversión necesarios para la producción y gestión del negocio que se repiten de corto plazo en corto plazo, estructurando montos fijos promedio de largo plazo. Si el ciclo de maduración posee una porción que es de largo plazo, también lo son los recursos que lo financian, es decir, si el ciclo de maduración genera saldos de caja de largo plazo, entonces podrá ser financiado con fuentes de largo plazo, a su vez, si el ciclo genera saldos de caja de corto plazo podrá ser financiado por fuentes de corto plazo. Aquí surge la lógica de los principios financieros, en donde el momento y la cuantía se presentan por dos vertientes: uno generando liquidez y la otra, generando exigibilidad. Ambos principios financieros impactarán la rentabilidad, en el caso de una mayor liquidez, contraerá la rentabilidad mediante un desmejorado rendimiento del activo; si el caso es un aumento del plazo de exigibilidad de los proveedores, implicará el uso de dichos saldos de caja de manera productiva, lo que impactará positivamente en la rentabilidad. Puede pensarse que esto hará que los proveedores aumenten el precio de las materias primas al cliente moroso, esto es posible, pero poco probable, ya que, las empresas son tomadoras de precio y es difícil modificarlos al alza en un contexto de mercado competitivo, siempre habrá algún proveedor dispuesto a correr riesgos de corto plazo apostando a la fidelización del cliente al largo plazo.

El ciclo de maduración recibe de manera espontánea financiamientos de corto plazo, sin embargo, dado que este tipo de  inversión funcional contiene en su lógica, también una generación de liquidez de largo plazo, entonces, estos pasivos cíclicos no cubren completamente las inversiones cíclicas. En este sentido, deben concurrir financiamientos de largo plazo, tal como lo muestra el cuadro 1.

El capital de trabajo funcional deviene de la relación existente entre las inversiones del ciclo de maduración y el financiamiento espontáneo de esas inversiones. Tal como indiqué anteriormente, el ciclo de maduración puede variar no sólo por los efectos estacionales del negocio, sino también, por aportes de nuevas tecnologías, entre otros aspectos, por esta razón los ciclos expiran a edades relativamente parecidas unas y otras. En este sentido, el capital de trabajo funcional podría variar sobre la base de las oscilaciones del activo cíclico.

Este zigzagueo del capital de trabajo funcional, permite definir el tipo de financiamiento requerido de modo de maximizar la utilidad del ejercicio, pues, comprender que aquello que no fue financiado de manera espontánea, contiene liquidez de corto y largo plazo ayudará a determinar si su financiamiento es de corto o largo plazo.

El fondo de maniobra representa el saldo disponible luego que los fondos permanentes -deuda que largo plazo y patrimonio- han financiado el activo fijo neto, cuyo rol es asegurar el desempeño del ciclo de maduración dado cierto nivel de capital de trabajo funcional (esta definición cambiará una vez que incorpore la idea de desequilibrio financiero). Por otra parte, es posible sostener que existe una relación directa entre el decremento del activo fijo y el decremento de la deuda de largo plazo.

El fondo de maniobra es un financiamiento de largo plazo, por tanto, un componente de la estructura de capital como variable dependiente de la dinámica del capital de trabajo y la posición de riesgo de insolvencia deseada por la administración gerencial, por esta razón, la comprensión de ambos conceptos: capital de trabajo y fondo de maniobra son claves a la hora de diseñar la estructura de capital.

a. Las masas patrimoniales y el desequilibrio financiero

Monson, J. (sine data), Hofmann, A. (1974), de Jaime, J. (2003), Mondino, D. & Pendás, E. (2005) concuerdan con la definición de equilibrio financiero. Sin embargo, Massons, J. (2007) hace más explícita su epistemología al hablar de masas patrimoniales y el grado de solidez de las masas patrimoniales. 

La dinámica que enfrenta esta inversión funcional, hace que las diferentes masas patrimoniales se vean afectadas por los principios financieros que yacen en ella. El momento y cuantía de la liquidez presenta desfases respecto al momento y cuantía de la exigibilidad, produciendo disparidad entre inversiones y financiamientos, lo que hace mover toda la estructura patrimonial, ajustando las diferentes masas patrimoniales a nuevos grados de solidez.

La idea de lo sólido presenta en sí misma un elemento natural e inseparable que contribuye a que el alto grado de solidez financiera de las masas patrimoniales sea frágil, ya que existe la depreciación, la devolución de los préstamos de largo plazo, el pago de dividendos y las ganancias o pérdidas que experimenta la empresa, los desfases de pago de clientes, entre otros eventos o fenómenos y finalmente, las acciones tácticas de las finanzas cortas en el día a día.

Este proceso no es una entropía, es una recursividad en desarrollo, entendiendo que los principios financieros mantienen la coherencia con el ciclo de maduración y las masas acíclicas. Por tanto, el desequilibrio acontece de manera natural e inexorable, de manera robusta. En este sentido, el gerente de finanzas debe comprender esta dialéctica financiera y la relación e implicancias de los principios financieros al momento de estructurar las masas patrimoniales y precisar razonablemente el grado de desequilibrio patrimonial que resuelva la dicotomía entre rentabilidad y liquidez, asegurando de este modo, el crecimiento y desarrollo de la empresa.

La estructuración de las masas patrimoniales en virtud de sus fuerzas internas o Cis natura leges, debe ser ordenadamente planificada. Sin embargo, ¿Cómo se cuantifica el desequilibrio financiero? ¿Cuál es la ventaja de conocer su guarismo? ¿Cuál es el aporte ante la dicotomía entre rentabilidad y liquidez?

La medición del desequilibrio es diversa y es razón de las perspectivas epistemológicas de cada investigador, en este sentido, iniciaré mi propuesta con la ecuación habitualmente presentada en los libros de finanzas y contabilidad financiera iberoamericana:

Ecuación 1: Desequilibrio Financiero General

DF=Fondo de Maniobra – Capital de Trabajo Funcional

Si el resultado es cero, significa que las masas patrimoniales funcionales presentan saldos de igual cuantía. Sin embargo, como he explicado antes, dicho grado de solidez patrimonial es extremadamente temporal y no coopera en la búsqueda del grado de solidez patrimonial necesario para la relación rentabilidad/liquidez. Entendiendo que el DF=0 no es una posición probabilísticamente alcanzable y financieramente inadecuada para los intereses empresariales, como se deducirá a partir de los casos que se exponen a continuación.

Analizaré las implicancias de Brigham, E. & Houston, J.(2005) los que presentan tres razones para endeudarse, en esto, dos son las que quiero destacar, dice textual:

  • Si la compañía gana más en las inversiones financiadas con préstamos que lo que paga de intereses, el rendimiento sobre el capital de los dueños crece, es decir, se apalanca.
  • Al obtener fondos por medio del endeudamiento los accionistas conservan el control de la compañía a la vez que limitan la inversión.

En primer lugar, estos autores hacen reconocimiento al positivo impacto en las ganancias de los dueños al momento de apalancar. Por tanto, imaginar una empresa sin deuda es posiblemente bizarro. La ecuación 1 ya muestra dicha posición financiera, es decir, el fondo de maniobra contiene mezclas de financiamiento, o sea, patrimonio societal y deuda bancaria o de otro tipo de largo plazo. Aunque no conocemos la calidad de dicha estructura de capital para la realización de las estrategias de crecimiento y desarrollo de las empresa, en su contexto industrial y macroeconómico relevante.

Pues bien, si el fondo de maniobra es mayor que el capital de trabajo funcional quiere decir, que la empresa cuenta con saldos de caja que no están destinándose al financiamiento del proceso de transformación del activo o ciclo de maduración, y se aposan en un estado inerme en el largo plazo, porque está siendo financiado con recursos permanentes. Por tanto, un desequilibrio que privilegia la tenencia de saldos de caja, merma puntos a la rentabilidad en un sentido de maximización. Es posible que el gerente de finanzas tome esta opción por las razones esgrimidas por Keynes, J.(1935)p.:68, pero debe tener presente los efectos finales de estos motivos sobre la rentabilidad.

He de indicar que determinado saldo de caja permanente tiene dos vertientes que deben identificarse con el fin de dar administración adecuada y conforme a los principios financieros. Por un lado, como en el ejemplo, el saldo de caja es de origen de largo plazo, ya que está siendo financiado por utilidades, cuyo costo es el más alto de las fuentes de financiamiento. En este caso, la caja no está financiada con deuda de largo plazo, puesto que las prácticas bancarias restringen una adecuada financiación, ya que no se accede al plazo referenciado por la vida útil del bien o fuerza interna a la liquidez y por otro lado, nunca el empréstito representa el 100% del valor de compra del activo a financiar, también, es costumbre que la deuda en cada período disminuye un porciento por efectos de la amortización de la deuda, lo que hace imposible que la empresa cuente con saldos disponibles de deuda de largo plazo para financiar algún “activo extra”; el otro origen del saldo de caja es a causa de una disminución del ciclo de maduración, lo que debe diagnosticarse en este caso, es si su origen es por estacionalidad, por mejoras en su estructura productiva, por gestión administrativa o alguna coyuntura diferente. En este caso, el saldo de caja es de corto plazo.

Ya he mostrado la manera habitual de calcular el grado de solidez de la estructura patrimonial, o que es lo mismo, el grado de desequilibrio financiero de la misma. He mostrado que el equilibrio financiero, pese a su ortodoxia, no es una posición recomendable, dada sus limitantes al contrastarla con las metas de ganancia de los dueños y el riesgo para conseguirlas. Por otra parte, mantener saldos de caja es una posición no recomendable en virtud de sus costos y por ende, desempeño de maximización, pero, si la gerencia decide optar por una política de caja permanente, se entenderá que su financiación debe ser permanente, en ese caso, la cuenta caja será comprendida como una cuenta funcional acíclica. No obstante, este trabajo apunta a discutir los umbrales de la maximización de la rentabilidad de modo de teorizar sus posibilidades y consecuencias a partir del desequilibrio financiero.

Con lo anterior, queda por explorar el desequilibrio financiero con signo negativo. Siguiendo con Brigham, E. & Houston, J.(2005), es posible inferir que el desequilibrio financiero tiene como rol potenciar la rentabilidad mediante financiamientos no de tipo funcional, sino que, del tipo extrafuncional por su menor costo de adquisición. Es decir, que el fondo de maniobra al no ser suficiente para cubrir el capital de trabajo funcional a causa de variaciones del ciclo de maduración, el gerente de finanzas tiene la opción de financiar la diferencia con créditos de corto plazo, los cuales habitualmente gozan de tasas más baratas que la deuda larga, produciendo un apalancamiento adicional en el sentido expresado por los autores en referencia.

Desde esta óptica, el gerente de finanzas debería estar atento a que el fondo de maniobra nunca pueda cubrir totalmente el capital de trabajo funcional, de modo de introducir empréstitos cortos y de este modo, aportar a la rentabilidad mediante fuentes más baratas. Pero como indiqué, este desequilibrio no durará demasiado, ya que, la inestabilidad es zigzagueante en sus magnitudes de momento y cuantía. Lo vital es que el desequilibrio esté por debajo de cero, ya que para maximizar el apalancamiento debe desequilibrarse la estructura patrimonial. En este sentido, el fondo de maniobra cambia su alcance inicial: su función es asegurar el desequilibrio financiero de tipo financiamiento del ciclo de maduración, dada cierta cuantía del capital de trabajo funcional.

Desde el punto de vista de los principios contables, el balance general siempre estará equilibrado, pero desde el punto de vista de los principios financieros, el balance general, mediante una segunda lectura, estará desequilibrado. En este sentido, el gerente de finanzas resolverá la dicotomía entre liquidez y rentabilidad, mediante la administración de los desequilibrios de las masas patrimoniales.

Otro aspecto de importancia en la estructura patrimonial es lo referente a la posición de equilibrio de las masas acíclicas. Estas poseen un mayor grado de consolidación que las masas cíclicas, por lo que requiere de una mirada con otra perspectiva.

No hay que olvidar que las masas acíclicas representan el hecho de romper las barreras de entrada a determinada industria y que están en condiciones de posicionar un lugar competitivo en el sector industrial. Por esta razón su financiamiento es particularmente juicioso, pues cometer errores en su determinación pone en peligro la existencia misma del negocio, si no se realizan las correcciones al tiempo oportuno.

Puesto que los activos fijos cuentan con una tendencia a la liquidez mediante la depreciación, con la excepción de terreno, que es el ítem de mayor grado de consolidación. Como ya se ha mencionado, es un hecho conocido que las inversiones en bienes de capital habitualmente son financiadas proporcionalmente por las entidades bancarias, cuya diferencia debe ser cubierta por los dueños del capital, para este caso, analizaré dos ejemplos y señalaré otras implicancias de una adecuada estructura de capital. Una inversión en bienes de capital por la suma de 5.000 unidades monetarias (u.m) con una vida útil de 5 años. Se presenta la decisión de dos empresas A y B que tomarán posturas de riesgo diferente. Para el caso se supone inexistencia de mantención, impuestos igual a cero y política de dividendo activa:

El Flujo de Caja Compra Máquina muestra solamente la aplicación de los principios financieros en virtud del grado de consolidación del activo. Es decir, el análisis está desde la perspectiva de la generación de caja mediante la depreciación. Para el caso, supone un financiamiento de largo plazo correspondiente al 80% del valor de compra con cinco cuotas de pago deuda por la suma de 1.055u.m. anuales.

La depreciación es menor a la cuota bancaria por 55 u.m. Desde el punto de vista de estos prolegómenos, existe un desequilibrio respecto al capital de trabajo funcional porque no existe fondo de maniobra. Sin embargo, está claro que el sobregiro en la cuenta de tesorería que esto causará es de largo plazo, ya que la estructura de capital de esta inversión es riesgosa. Ahora bien, el calibre de este riesgo dependerá de varias razones, que no se analizarán en este trabajo por su extensión, pero, en lo particular, estas razones son tres: romper la regla del leverage, las condiciones de liquidez de la industria y los objetivos de rentabilidad comprometidos en el plan anual. Por otra parte, si el gerente de finanzas detecta que este desequilibrio es de largo plazo, tendrá que solicitar deuda de largo plazo, pero, difícilmente las instituciones bancarias otorgarán un nuevo crédito transcurrido escaso tiempo de otorgamiento anterior. El segundo camino, es solicitar aportes de capital, pero esto le puede costar el cargo. De modo que deberá navegar con créditos cortos siempre que se mantenga dentro de las tres razones esgrimidas más arriba. Ante esta situación, el sobregiro proyectado es de 291 u.m. A este fenómeno le llamaré desequilibrio medular. Es decir, que su presencia es a causa de una inadecuada estructura de capital, lo que conlleva a desequilibrios financieros, cuyo gen está incrustado en el mal diseño de financiamiento del grado consolidación del activo de largo plazo.

La empresa A obtuvo en promedio rentabilidades por sobre el 24%, con un mínimo del 9,73% y un máximo del 40,1% y un FCN contable de i.934 u.m. en los 5 años, lo que le permitió alcanzar una TIR cercano al 17%.

Ahora, analizaré la empresa B, la cual ha privilegiado el equilibrio medular por sobre la rentabilidad:

Esta empresa ha optado por asegurar los equilibrios medulares, por esta razón ha optado por buscar menos del 76% de financiamiento bancario, ¿las razones? No exponer utilidades futuras, no desequilibrar el largo plazo del ciclo de maduración, no romper la regla del leverage para dejar espacio para financiamientos rentables ¿Cuáles son estos? Aquellos que devienen de los desequilibrios del ciclo de maduración mediante financiamientos extrafuncionales.

Esta estructura de solidez de las masas patrimoniales presenta ventajas desde el punto de vista de la liquidez, ya que, las utilidades no están comprometidas con posibles sobregiros si el resultado económico no es suficiente, por tanto, cada saldo de caja será utilizado en rentabilizar la liquidez.

El promedio de rentabilidad es de 21,35% con un FCN de 2.500 u.m. y un reparto de dividendos de 1.291 u.m. Al comparar estos resultados con la empresa A, se aprecia que pese a que alcanzó una mayor rentabilidad no superó la generación de liquidez respecto a la empresa A lo que también ha permitido un leve, pero mayor pago de dividendos. En cuanto a la TIR, la empresa B alcanzó un mejor desempeño en torno al 17%.

Las primeras conclusiones es que mientras la empresa A obtuvo mayor rentabilidad, la empresa B pagó más dividendos. ¿Qué habría ocurrido con la empresa A si las condiciones industriales y macroeconómicas no fueran favorables a su condición de desequilibrio medular? La primera respuesta a esto es que en vez de recurrir a deuda de corto plazo, habría recurrido a utilidades y con esto el pago de dividendos hubiese sido menor aún y la TIR habría caído, tal como lo muestra el cuadro siguiente:

Una tercera conclusión es corroborar las argumentaciones de Brigham, E. & Houston, J.(2005), ya que la deuda apalanca la rentabilidad y de paso, explica también que el desequilibrio financiero potencia aún más dicho guarismo mediante la deuda de corto plazo.

Los tipos de desequilibrio financiero (DF) son los siguientes:

  • DF = 0, para este caso los principios financieros muestran un calce en sus tiempos de generación de caja y de exigibilidad, en donde los saldos de caja están comprometidos en el corto plazo, ajustando al máximo el ámbito de la puntualidad. Sin embargo, desde el punto de vista económico, la empresa pudiera estar generando mermas de rentabilidad porque mantiene financiamientos que están produciendo saldos de caja o bien, en depósitos a plazo, pero con rendimientos menores al costo del financiamiento, ya que la tasa de colocación siempre es mayor a las de captación.
  • DF > 0, El desequilibrio financiero es de tipo inversiones, donde los saldos de caja probablemente son residuos de descalces de créditos cortos y pagos; utilidades no reinvertidas y que no están redituando; acumulación de dinero ara pago de créditos largos; diferencias marginales de otros desequilibrios; la empresa está en un momento de decremento del ciclo de maduración por estacionalidades o por condiciones ajenas a la industria en el corto plazo.
  • DF < 0, El desequilibrio financiero es de tipo financiamientos, y proviene de créditos extrafuncionales de corto plazo, los que deberían estar financiando la necesidad de capital de trabajo que el fondo de maniobra no aseguró. Si el desequilibrio financiero no presenta saldos de inversiones de tesorería, ya sea por saldos de caja o depósitos a plazo, es una buena fuente de rentabilidad, ya que se está financiando una actividad del ciclo de maduración de alto rendimiento a un costo menor que el entregado por la deuda de largo plazo.

b. El desequilibrio financiero integrado

He examinado la naturaleza de las masas patrimoniales y en términos básicos el grado de desequilibrio de la estructura patrimonial. Sin embargo, estos elementos adquieren sentido al comprender la dinámica de los tres principios, a saber:

  1. Todo activo tiende a la liquidez según su grado de consolidación. Los terrenos presentan la máxima consolidación
  2. Todo pasivo tiende a la exigibilidad según su grado de consolidación. El Patrimonio presenta la máxima consolidación
  3. Desequilibrios medulares conllevan desequilibrios financieros permanentes

El desequilibrio financiero de interés en este trabajo es el de tipo financiamiento, entendido este, como la incorporación de endeudamientos de corto plazo para financiar exclusivamente las actividades de transformación del activo o ciclo de maduración. Cabe destacar que los principios financieros de la liquidez operan de manera adecuada en la medida que las ventas están por sobre el punto muerto, ya que de lo contrario, la empresa comienza a contraerse, situación que siempre ocurre, esencialmente por la no recuperación de la depreciación de cada ejercicio.

La determinación del grado de desequilibrio financiero depende de varios factores. Aquí analizaré solamente aquellos de carácter más inmediato. La empresa cuenta con dos inversiones, las cíclicas y las acíclicas. Estas como contraparte, cuenta con dos fuentes no espontáneas, a saber: aportes de los socios industriales y proveedores de fondo bancarios.

Ambos requieres ciertas condiciones que aseguren la devolución de los aportes y ciertas ganancias, cada uno en sus particularidades de riesgo, garantías, plazos y retornos. En este sentido, el índice que muestra el riesgo y retorno del empresario, está dado por la razón de rentabilidad; en cuanto a los fondistas bancarios, la razón es el leverage.  

Por tanto, el desequilibrio financiero de tipo financiamiento está dado por un marco regulador, un marco que establece los riesgos, los retornos, los plazos e implícitamente, el grado de maniobra para el crecimiento de la empresa.

Desde esta perspectiva se construye la ecuación del desequilibrio financiero:

Este constructo muestra las preferencias relativas al riesgo por parte de la gerencia general de la empresa, es decir, si se opta por mantener saldos de caja y valores negociables por sobre los financiamientos extrafuncionales, significa que la empresa prefiere mantener niveles de solvencia que la obligan a renunciar a mejores niveles de rentabilidad. Por el contrario, si la empresa mantiene en el largo plazo niveles de desequilibrios financieros de tipo financiamiento, indica que la empresa prefiere mantener márgenes reducidos de liquidez y utilizar dichos saldos en la operación, de modo de rentabilizar las inversiones y los financiamientos asociados al ciclo de maduración. Cabe destacar que existen empresas que pese a mantener este tipo de desequilibrio financiero, no presentan niveles de rentabilidad altos o competitivos. La razón de aquello es que su liquidez límite o su insolvencia no es producto de una planificación financiera, sino que de una mala estructura de financiamiento y resultados económicos que solamente han descapitalizado a la empresa.

Anímate y deja tu comentario al final de este documento.

En resumen, el ciclo de maduración presenta oscilaciones de manera que las masas patrimoniales se desarmonizan en momento y cuantía entre ellas, presentando desequilibrios en los principios financieros, los que se materializan en la relación entre el capital de trabajo y el fondo de maniobra. Desde mi perspectiva, estos desequilibrios financieros son naturales y permanentes, por lo que buscar su equilibrio, es una tarea vana. Por esta razón, el fondo de maniobra es la fuente de largo plazo que asegura el desempeño del desequilibrio financiero de tipo financiamientos, para obtener una rentabilidad superior del ciclo de maduración, dado cierto nivel de capital de trabajo. En este sentido, el administrador debe buscar o explorar la dinámica del desequilibrio para orientar esas fuerzas hacia la resolución de la dicotomía típica entre liquidez y rentabilidad.

Si la estructura de capital está adecuadamente diseñada, significa que el fondo de maniobra estará cumpliendo su labor de acuerdo a los objetivos financieros. La estructura de capital no evitará las oscilaciones o desequilibrio financiero de la estructura patrimonial, pero sí las rentabilizará.

Revisión Bibliográfica

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