Existen dos consideraciones en las finanzas acerca de los impuestos:
- Los impuestos son una materia transversal en la adopción de todo tipo de decisiones económicas.
- Las empresas que no cotizan en la bolsa de valores, mantienen bajos niveles de monitoreo y supervisión, esto lleva a que el escenario contable sea muy discrecional, al punto de acomodar los resultados corporativos a su antojo.
Según la evidencia compartida en la literatura del efecto de los impuestos sobre la información contable, no es un objetivo de primer orden en la elección contable. Según Field, Lys y Vincent (2001) las imputaciones contables de los impuestos obedecen a razones distintas a las tributarias. Myers et al. (1998) y Graham (2003) sostienen que los impuestos no deben contemplarse -en la mayoría de los casos-, como una prioridad corporativa.
Lo que plantea la literatura es que existe una relación inversa entre el deseo de evitar los costes fiscales y el nivel de deuda, es decir, si aumenta la deuda, la empresa querrá evitar el pago de impuestos. De igual forma, hay evidencia que muestra a empresas que han pagado mayores impuestos para mantener buenos resultados (Erickson, Hanlon y Maydew, 2004).
Según Shackelford y Shevlin (2001) los costos fiscales no pueden ser minimizados sin que ellos, afecte a otro objetivo corporativo, se estima por esto, que una reducción de los impuestos podría reflejar una mala estrategia corporativa.
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La hipótesis que se contrasta, en este aspecto, asume que los impuestos son costosos, ya que reducen la riqueza disponible para el propietario; de igual manera, los recursos destinados a satisfacer su importe limitan las oportunidades de crecimiento e inversión, y finalmente, afecta el valor de la empresa.
Sobre la creencia que los impuestos, de algún modo, determina la estructura de capital, se estima que, en condiciones de aversión al riesgo, la empresa manipulará el tributo en ausencia de los riesgos derivados de elevados niveles de deuda.
Con todo lo visto, Willianson (1988) piensa que la deuda no es tomada como un instrumento financiero, sino que como una estructura de gobierno alternativo. La gobernabilidad de la deuda trabaja, fuera de la “norma”, mientras que el equity es más discrecional.