En los apartados anteriores, se ha explicado la ausencia de una epistemología en la administración, donde más bien, es entendida como un quehacer teleonómico, de un profundo sentido subjetivo en la lucha por la vida, o bien, por la aplicación de la fuerza sobre otros para obtener o apropiarse, de los mejores recursos. Este es el hecho central, o núcleo del origen de su debilidad científica, tanto en su estrategia como en el uso de la técnica (ambas tributan a alcanzar el éxito y no la verdad) que impone el cuadro administrativo a los integrantes de la organización y en su trascendencia en el entorno; Una vez analizada la cientificidad de la administración, se procedió ha revisar las diferentes escuelas o tradiciones de la administración, para comprender la importancia del administrador, o director, o bien, gerente en el diseño organizacional para alcanzar los fines planeados. En esto, el control y coordinación de la gestión es fundamental.
No hay que dejar de lado, en un amplio sentido, que uno de los hechos esperados de la administración es la objetivación del sujeto. ¿Qué quiere decir esto?
Se entenderá como objetivación del sujeto a todo proceso de formación o socialización de ciertas características de especialización necesarias para ciertos fines, ya sea, en la formación del militar para la guerra, o bien, la formación del sacerdote para la liturgia y alivio de la contrición de los feligreses, como la formación de hombres y mujeres para la producción de diferentes dotaciones de resultados dentro de una corporación o empresa. En este sentido, dice Foucault (1988, p.3) que “la objetivación del sujeto productivo, del sujeto que trabaja” se manifiesta en una relación de poder, donde se aplican “técnicas de entrenamiento, [..] procesos de dominación, los medios mediante los cuales se obtiene la obediencia” (p.4). Este quehacer se ajusta de modos diferentes, lo que finalmente podría constituirse en lo que este autor denomina: «las disciplinas».
Como indica Ball, (1993 [1990]) «las disciplinas» son un término muy flexible, por un lado, se refiere al poder, y por otro, al saber. Ambas son dimensiones de la misma ecuación. Además, «las disciplinas» contienen una mirada particular del hombre como entidad moral (Ball, 1993 [1990]), es decir, al establecerse los enfoques de las disciplinas, se está diseñando un tipo de sujeto, que en su conjunto tendrán incorporados una visión particular del poder y la dominación. Esta idea, si se aplica en un contexto de un Estado, podría decirse que este proceso requiere formar cierto tipo de sujetos que aseguren los fines de gubernamentalidad.