El pathos que se enfrenta en el campo de la administración a causa de no poder distinguir con claridad si la administración dentro de las actividades humanas, tiene el rango de ciencia o episteme.
El desarrollo de esta disciplina es a partir del crecimiento del capital (Idárraga, 2006), aunque la idea de administración era conocida por los egipcios y babilónicos, al igual que los chinos y los escritos de Mencius y Chow, que mencionan aspectos relacionados con la organización, planificación, dirección y control (Monroy, 2005), indicación similar entregada por Stoner, Freeman, & Gilbert (1996). Lo mismo hace Sun Tzu (1995) en su libro El arte de la guerra, al hablar de los cinco factores fundamentales los que determinan el resultado de la guerra, o bien, Von Klausewtz (1972) en su libro De la guerra, al mencionar que la administración de las fuerzas armadas es uno de los preparativos necesarios para la guerra. Munch (2010) presenta un pormenorizado cuadro histórico de estos procesos en la administración.
Sin embargo, las cuatro tradiciones de la administración –clásica, humanista, estructuralista y neoclásica- nacen en el siglo XX gracias a los procesos vividos en las revoluciones del siglo XVIII en Europa, con sus avances científicos, desarrollo de nuevos mercados y nacimiento del Estado-Nación. Este hecho es vital para comprender la ontogenia de la administración y su naturaleza, puesto que su desarrollo disciplinario se enmarca en el fortalecimiento de la empresa privada, tal como lo explica Hobsbawm (2014), cito textual:
“Y es que el triunfo mundial del capitalismo es el tema más importante de la historia en las décadas posteriores al 1848. Era el triunfo de una sociedad que creía que el desarrollo económico radicaba en la empresa privada competitiva y en el éxito de comprarlo todo en el mercado más barato (incluida la mano de obra) para venderlo luego en el más caro” (p.333).
En el libro I de La riqueza de las Naciones, Adam Smith (2013 [1776]) ya presenta variada información referida a la manera que los empresarios se organizaban para mejorar la renta del capital y de la tierra, mediante la conformación de gremios de empresarios y capitalistas. Este cuadro de información, es muy relevante, puesto que se ajusta bien a las ideas de Weber acerca de la dominación y el control del trabajo. Es decir, la administración como disciplina originaria de la dominación y su naturaleza como influjo de la racionalidad de los actos administrativos.
En este sentido, las cuatro tradiciones de la administración[1] tienen como objeto de acción: el hombre y el cumplimiento del objetivo respecto al trabajo y al uso de los recursos[2]. Cada tradición con matices diferentes, lo que las distingue unas de otras. En los Principios de la administración científica de Taylor, se estudia la relación tiempo movimiento, dando acento a la estandarización y a la especialización de la tarea, el control y las actividades operativas del administrador (Calderón, Magallón y Núñez, 2010). En cambio, en los modelos humanistas se da acento al contexto del cargo, como a las condiciones en que se desempeñan las labores; se preocupa de las necesidades que experimenta el trabajador en el desarrollo de sus labores. Muestra una relación simbiótica entre trabajador y administrador en algunas decisiones (Chiavenato, I., Villamizar, G. A., & Aparicio, J. B. 1983). Por otra parte, la administración estructuralista está basada en un sistema de funciones correlacionadas entre sí y enmarcadas en reglas legales, escritas y exhaustivas, donde el poder se ejerce de manera impersonal y jerárquico (Ramió, 1999). La escuela neoclásica, toma los fundamentos de Taylor y los funde en las funciones de la planificación, organización, integración de personal, dirección y control (Blacutt Olmos, 2010), dando acento a los aspectos estratégicos de cada dimensión. Finalmente, al parecer el núcleo atómico de la administración, radica en cómo el trabajador realiza determinado deber, y cómo asigna recursos de diversa categoría para lograr los objetivos. En tanto, en los modelos puros de la administración, sea más científica, más humanista, más estructuralista, o más neoclásica, al hablar del hombre como unidad de análisis, nos adentramos en las dificultades de comprensión de las diferentes tradiciones.
La existencia de estas cuatro corrientes en la administración, nos habla de la dificultad que existe en comprender el estatus de la administración como ciencia. Cuatro maneras de conseguir los objetivos, es como hablar de cuatro maneras de hacer una estatua, o cuatro maneras de operar de apendicitis. En este contexto, parafraseando Bunge (1986): hay que diferencias entre el adjetivo «científico» y el sustantivo «ciencia». Es decir, y siguiendo la línea de este pensador, hay que diferenciar una actividad altamente rigurosa como lo es la ingeniería nuclear, la agronomía, el derecho o las finanzas, de las ciencias tales como la química, la sociología o la antropología.
Toda «asociación» requiere de un ordenamiento para lograr sus fines, ya sea la familia, la congregación religiosa, el centro de padres de una escuela, o bien, la misma escuela, la fábrica, la corporación transnacional y el ejército, requieren de un aparato administrativo para alcanzar sus objetivos. Esto requiere de un sistema de dominación, por tanto, de un conjunto de monitoreos para controlar el nivel de obediencia a fin de llegar a la meta. El padre de familia, el líder de la iglesia, el director de la escuela, el gerente o el management deberán administrar los recursos de la «asociación», pero no para conseguir una verdad, como es entendida en las ciencias, ya sea, en las ciencias puras o las ciencias aplicadas. Más bien, bastará la verdad teleonómica y no teleológica. Es decir, lo que hacen las cuatro tradiciones de la administración es ajustar los diferentes procesos administrativos, de modo de optimizarla (Bunge, 1986), es decir, la administración realiza procesos de transformación en diferentes niveles de «asociación» y esa es función de las diferentes ramas de la sociotecnia.
Bunge (1986) concluye que la administración es una técnica que utiliza el método científico para resolver los problemas que retrasan el cumplimiento del objetivo, ya sea, familiar, de los feligreses en la iglesia, de los gerentes o el alto mando del ejército. Para el caso de las corporaciones, el gerente utilizará modelos matemáticos avanzados para aplicar la inteligencia del management, y el capitán general utilizará modelos de teoría de juego avanzados para aplicar la inteligencia militar. Estas expresiones con concordantes con el pensamiento de Taylor (George & Álvarez, 2005), el que creía que el método científico debía servir para la selección de trabajadores, para determinar apropiadamente el trabajo de cada hombre, creación de ambientes adecuados, “la administración debía aplicar métodos científicos y procedimientos estándares que permitan el control de las operaciones manufactureras” (p.82).
Conclusiones
El quehacer administrativo del hombre, o bien, la idea de administración ha planteado desde sus inicios la discusión acerca de su pedigrí científico. A este respecto existe una amplia discusión, debate y controversias que en algún momento de la historia serán zanjadas.
En esta investigación, no se ha mostrado una revisión de esta discusión hecha por diversos investigadores. No obstante, sabiendo que esta discusión es controversial, se ha preferido incorporar una reflexión propia, desde ciertos elementos causales e intervinientes para conocer el origen y la naturaleza de la administración.
Entendiendo, a partir de ciertos autores, que han dado un poco de luz a este dilema, a saber, ¡ciencia o arte!? En esta perspectiva, se ha comprendido que la administración es una actividad necesaria para conseguir un objetivo, luego de definirlo y en su conjunto, establecer las acciones a realizar, es decir, se ha definido una estrategia para llevar a cabo el proyecto. Además, se ha entendido que, la administración es un cuadro de personas, con ciertas habilidades y conocimientos, lo cual los hace capaces de llevar a cabo estos objetivos. En este sentido, la administración no está interesada en la verdad, cosa de interés de las ciencias, mediante la búsqueda de leyes universales, patrones y relaciones causales, más bien, está interesada en resolver problemas, levantar los obstáculos que pongan en peligro los objetivos. Los medios dependerán de lo que decida el administrador y las circunstancias. Por tanto, la administración es una actividad humana que busca precisión para salir adelante con sus recursos y resultados, independiente a la discusión acerca de la verdad.
[1] Laegaard & Bindslev (2006) en su obra “Organizational Theory”, divide las tradiciones de la administración en: Administración científica con Taylor; Teoría Administrativa con Fayol; Burocracia y Estructura Organizacional con Weber; y finalmente, Conducta Administrativa con Simon. Para Stoner, Freeman, & Gilbert (1996) la división es: Escuela de la administración científica con Taylor, escuela de la teoría clásica de la organización con Fayol, escuela conductista con Mayo y la escuela de la ciencia de la administración con McNamara. [2] Rivas Tovar (2009) revisa 10 teorías de la organización, lo cual da una mirada panorámica a los tópicos centrales de las escuelas que se presentan en este documento.